Las personas que sufren un ictus y que inician su proceso de rehabilitación durante la primera semana después de producirse, tienen un menor grado de discapacidad y una mayor calidad de vida a largo plazo
El daño cerebral adquirido (DCA), engloba a las lesiones en el encéfalo que aparecen de forma aguda o imprevista y suponen un cambio súbito en la independencia, salud y autonomía de la persona que lo sufre. Estas lesiones pueden aparecer tras sufrir, por ejemplo, un ictus (isquémico o hemorrágico) o un traumatismo craneoencefálico (TCE), entre otras causas (1). Es fundamental que el paciente reciba neurorrehabilitación de forma precoz, ya que está demostrado que, en aquellos pacientes que inician el proceso de rehabilitación durante la primera semana después de producirse el ictus, tienen un menor grado de discapacidad y una mayor calidad de vida a largo plazo (2).
En el proceso de neurorrehabilitación se tendrá como objetivo el mantenimiento de las habilidades existentes, la readquisición de habilidades perdidas y el aprendizaje de nuevas destrezas. La evidencia científica muestra que la regeneración, la recuperación de la función perdida y el aprendizaje motor tras este tipo de lesiones se deben al fenómeno de plasticidad neuronal. Existen factores relevantes que influirán en estos procesos, como pueden ser las instrucciones verbales, la variabilidad en la actividad (con distintos objetivos y niveles de dificultad), y la participación activa dentro del tratamiento (1, 2, 3).
Neuroplasticidad
El cerebro es una red compleja de varios subconjuntos de células neuronales que tienen la habilidad de ser reprogramadas y reorganizadas. Inmediatamente después de una lesión neuronal, como la que ocurre tras un ictus, el cerebro trata de compensar los daños a través de procesos de reorganización neuronal y de creación de nuevas conexiones entre las neuronas no lesionadas (1, 4). Esto no significa que se puedan generar neuronas nuevas, ya que una vez dañadas, las células neuronales pierden su metabolismo (basal y funcional) y no pueden regenerarse. Sin embargo, si las neuronas han perdido el metabolismo funcional, pero conservan el basal, tendrán la capacidad de reorganizarse, objetivándose un mecanismo compensatorio del SNC (1).
Por tanto, la neuroplasticidad se considera la capacidad que tiene el tejido neuronal de reorganizar, asimilar y modificar los mecanismos biológicos, bioquímicos y fisiológicos, implicados en la comunicación intercelular, para adaptarse a los estímulos recibidos. Está presente durante todo el ciclo vital, aunque hay determinadas etapas donde se produce un mayor desarrollo neuroplástico, como sucede durante (2, 5):
– El primer año de vida
– La pubertad
– La gestación
– Inmediatamente después de una lesión del sistema nervioso central (SNC)
En resumen, la neuroplasticidad es el proceso que permite a las neuronas regenerarse tanto anatómica como funcionalmente y formar nuevas conexiones sinápticas. La plasticidad neuronal representa, en definitiva, la facultad del cerebro para recuperarse y reestructurarse. Es este potencial adaptativo del sistema nervioso el que permite al cerebro reponerse a trastornos o lesiones, y puede reducir las alteraciones estructurales y funcionales secundarias a dichas lesiones (6). Es, en consecuencia, la base sobre la que apoyar la actividad de neurorrehabilitación tras un ictus.
Tipos de Plasticidad:
Existen tres tipos de plasticidad neuronal, que son la neuroplasticidad estructural, la funcional y la molecular. Están muy relacionados entre sí, ya que sin un tipo no pueden darse los otros (5, 7).
- Neuroplasticidad estructural
La plasticidad estructural es la neuroanatómica o neurofisiológica, es decir, la capacidad del sistema nervioso para reorganizar las conexiones neuronales y sinápticas. Estas pueden cambiar por las experiencias y el aprendizaje, que derivarán en cambios en la actividad global del cerebro, y en los patrones estímulo-respuesta de los circuitos neuronales. Son ejemplos de esta neuroplasticidad la neurogénesis o la muerte celular.
- Neuroplasticidad funcional
Hace referencia a los cambios funcionales de una región cerebral a otra. Esto se da cuando hay daño cerebral en una región y las funciones que realizaba ésta, pasa a ser competencia de alguna otra región, como ocurre después de una lesión en el sistema nervioso.
- Neuroplasticidad molecular
Este tipo de plasticidad se da a nivel bioquímico, y hace referencia a la capacidad de cambio de las moléculas químicas que intervienen en la sinapsis, con el objetivo de producir una remodelación de la misma. Esto puede ocurrir a corto y a largo plazo. Lo que se produce es una eliminación o potenciación de una determinada conexión sináptica, en función de si es una conexión muy utilizada y por tanto importante (se potenciará, duplicando la sinapsis), o no es una conexión útil, ya que no se usa (se degradará).
¿Cómo potenciar la neuroplasticidad tras sufrir un daño cerebral?
Aunque entrenar estos procesos neuroplásticos es relativamente sencillo en niños y niñas o edades más tempranas, suelen surgir dudas cuando se trata de un adulto, especialmente tras sufrir un daño cerebral (7).
Se ha visto que una de las claves para incrementar la neuroplasticidad y por tanto hacer más eficiente el aprendizaje, es fomentar la atención y la motivación durante la rehabilitación, y en el manejo en casa. De igual manera, el ejercicio físico y la realización de tareas repetitivas también aumenta la plasticidad neuronal, por lo que habrá que tener en cuenta todos estos aspectos durante el planteamiento de la terapia con el paciente. Si no se controlan estos aspectos durante el proceso de rehabilitación del paciente, y durante las actividades de la vida diaria, los mecanismos de neuroplasticidad pueden terminar siendo maladaptativos y, por tanto, contraproducentes para la recuperación (3, 7). Lo cual pone de manifiesto la importancia de acompasar la actividad profesional especializada en estos procesos de rehabilitación, con la actuación de los familiares o convivientes, en la vida cotidiana. En el caso de que el paciente esté en un centro residencial, será muy importante que en el mismo pueda desarrollar también su vida cotidiana teniendo en cuenta estos requisitos, y en un ambiente y condiciones lo más hogareñas posibles y donde se fomente y apoye tanto su autonomía en la toma de decisiones y su participación, en lo posible, en el desarrollo de las actividades básicas de su vida diaria.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es el hecho de que los mecanismos de neuroplasticidad que permiten integrar los cambios aprendidos, se producen durante el sueño y no durante el propio proceso de aprendizaje, por lo que es fundamental que el paciente tenga unos buenos ciclos del sueño, y descanse bien. También se observa este fenómeno en descansos profundos, donde diversos estudios muestran que descansar durante 20 minutos (sin llegar a dormirse), también mejora la neuroplasticidad y la capacidad de retención (3, 7). También en este caso, si el paciente se encuentra en un centro residencial, es importante que se den las condiciones ergonómicas y ambientales necesarias para que se puedan producir estos descansos. Tan contraproducente puede ser un ambiente carente de estímulos, allí donde la vida residencial está totalmente decidida sin margen de decisión o de implicación de la persona residente, como los entornos masificados y con un ambiente alterado por ruidos o continuos movimientos y traslados, con el consiguiente estrés. Los nuevos modelos residenciales, que tratan de reproducir ambientes hogareños y que aseguran una atención personalizada, son los más adecuados para favorecer estos procesos de neuroreabilitacion, que tienen como referencia la neuroplasticidad, y que son tan importante tras un ictus.
El Ictus actúa muy rápido y de forma contundente. La detección anticipada y la rapidez en el tiempo de respuesta ante los primeros síntomas de esta enfermedad es crucial para minimizar los daños cerebrales en la persona.
La rápida actuación y posterior rehabilitación son primordiales
En Vitalia estamos especializados en Rehabilitación neurológica y funcional tras un ictus, estamos especializados en el tratamiento de daño cerebral
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