La prevención del Alzheimer, palabra clave en el momento actual

Mateo Diez López. Neurólogo

La Comisión Lancet, en la publicación Dementia prevention, intervention,  and care, del año 2017 y actualizada en el 2020, reconociendo los escasos avances en el tratamiento del Alzheimer con terapias farmacológicas, hace hincapié en buscar factores externos que puedan modificar el curso de la enfermedad, es decir, en la importancia de la prevención. Basándose en un meticuloso metaanálisis que realizan expertos de todo el mundo, llegan a la conclusión en la citada publicación, que más de un tercio de los casos de Alzheimer podrían ser evitables.

Estos factores potencialmente modificables o causas del Alzheimer, se han identificado y medido su importancia y repercusión en la demencia, llegando hasta el (40%) según estimaciones de la Comision Lancet del 2020. “Por lo tanto urge impulsar planes de previsión primaria con un mayor control de los factores de riesgo vascular y un estilo de vida más saludable”, explica el Dr Juan Fortea, coordinador del Grupo de estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.

La enumeración de los factores modificables y su repercusión en la Demencia, según la The Lancet Commissions 2022, valorados por etapas de la vida y por la incidencia de cada uno de estos factores, es el siguiente:

Infancia:

7% – Bajo nivel de Instrucción escolar

Adultos:

8%- La hipoacusia, por la alta prevalencia en personas de mediana edad, genera una desconexión social; mejorar la hipoacusia mejora la comunicación y el aislamiento

3%- Los traumatismos craneales de cualquier severidad, por el daño lesional cerebral que produce.

2%- La hipertensión arterial: por el daño vascular cerebral asociado

1%- El consumo de alcohol excesivo > 168 gr por semana

1%-La obesidad, ligada al Síndrome metabólico, que se caracteriza por la resistencia a la Insulina

 Personas mayores:

5%- El Tabaco: es un factor importante, tanto por el contenido toxico neuronal, como factor cardiovascular, por el daño vascular cerebral asociado, que produce.

4%- La depresión, ya que afecta a las hormonas del stress y factores de crecimiento neuronales del hipocampo

4 %- El aislamiento social, conlleva secundariamente una inactividad cognitiva, riesgo de hipertensión arterial, enfermedades cardiacas y depresión asociadas

2%- La Inactividad física, ya que deteriora la cognición. Por el contrario, la actividad física realizada de manera sistemática, la movilidad, mejora el equilibrio y el estado de ánimo.

2%- Polución del aire, como elemento toxico cerebral.

1%- Diabetes, por la repercusión que tiene como daño neuronal asociado

La teoría de la evolución y el reloj biológico

Aunque ésta no sea una hipótesis muy ortodoxa, la teoría de la evolución y el reloj biológico parece lógica, coherente y toma ahora más que nunca protagonismo, ante el escaso avance de las investigaciones de la Beta Amiloide cerebral, como causa del Alzheimer.

Esta teoría se basa en la esperanza de vida que conocemos en todas las especies. Co

mo ejemplo, los perros viven aproximadamente 14 años, los caballos 40 años, los chimpancés 50 años y las personas de la tribu de la etnia Achés de Paraguay (tribu anclada en el Paleolitico) no superan los 60 años, como los H. Sapiens de hace 70.000 años.

Sin embargo, en nuestro caso, el de los seres humanos que vivimos en la actualidad, hay que tener en cuenta que:

  • La esperanza de vida en los países desarrollados es superior a los 80 años, debido al control de muchas enfermedades. Esto está provocando una mayor supervivencia en la población mundial, pero con similar estructura genética que nuestros antepasados del Paleolitico.
  • El volumen cerebral y por tanto, los sistemas funcionales cerebrales han ido evolucionando a lo largo de miles de años, desde el Australopitecus hasta el ser humano actual, que sigue su proceso evolutivo.
  • La demencia es una enfermedad exclusiva del ser humano, que presenta tasas de prevalencia cercanas al 50% en personas mayores de 80 años; algo no habitual en el resto de las enfermedades que padecen los humanos.

Todo ello nos lleva a pensar que es posible que nuestras neuronas de las áreas cognitivas (las células más superiores a nivel evolutivo) no hayan aun evolucionado acorde del reloj biológico. Los avances médicos han solucionado enfermedades, lo cual nos permite vivir más años, ser más longevos; pero nuestras neuronas no están aun codificadas para tanta longevidad. Cada vez vivimos más, aumenta la esperanza de vida y probablemente no haya programación suficiente del DNA en nuestras neuronas para la esperanza de vida que en la actualidad tenemos, lo que supone un desfase de reloj entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Ésta es la base de la teoría de la evolución y el reloj biológico.

Habrá que confiar en la EPIGENETICA (la intervención del ambiente en la codificación de nuestros genes) y saber esperar “unos años más”, para que nuestras neuronas codifiquen mejor su reloj biológico y no se produzca una muerte neuronal temprana, sino que apoyen la solución natural del tratamiento y curación del Alzheimer.

Está claro que el proceso evolutivo de las especies se produce de manera natural, y que selecciona aquellos rasgos que permite sobrevivir aquellos individuos de la especie que mejor se adapten a las condiciones (siempre cambiantes) del entorno; en el caso de la especie humana, aquellos individuos que mejor se adapten al aumento de nuestra esperanza de vida, a la supervivencia en edades superiores a las de nuestros antepasados del Paleolítico. Un proceso necesariamente lento, de selección natural.

Pero también la actividad humana, los avances culturales de nuestra especie, pueden contribuir a este proceso adaptativo, ya que nuevas actividades, y el mayor nivel educativo de las personas pueden generar nuevas redes neuronales, así como todo aquello que pueda contribuir, de manera específica, a la prevención del Alzheimer y otras demencias o enfermedades de origen neurodegenerativo (ictus, daño cerebral adquirido), a las que ya hemos hecho referencia. La suma de toda esta actividad “cultural” de la especie humana podría posibilitar el arrastre suficiente para que LA EPIGENETICA modifique, con el tiempo, la duración de nuestras neuronas cerebrales y se corrija el desfase entre evolución física de nuestro cuerpo, con el incremento de las expectativas de vida y la evolución cerebral de nuestra especie, sean estas las causas subyacentes de estas enfermedades neurodegenerativas.

Si la ballena azul cambió su tamaño para adaptarse y sobrevivir a la glaciación. Confío que nuestras neuronas, con el tiempo también se adapten a los nuevos tiempos y tengan una mayor supervivencia y se vaya reduciendo poco a poca las tasas de Demencia. En esta línea van las últimas y alentadoras noticias recientemente publicadas en la prensa, que comento a continuación.

Noticia para el optimismo: 

Un nuevo trabajo publicado Estados Unidos recientemente, de Peter Hudomiet (Prc Natl Acad Sci USA en noviembre 2022. Trends in inequalities in the prevalence of dementia in the Unites States), sobre una muestra de 21.442 personas de 65 años o más, y con 97.629 observaciones por año, en una encuesta muy representativa a nivel nacional en USA, de un estudio de Salud de Jubilados (HRS), constata ahora que la proporción de personas mayores con demencia ha caído un 30% en apenas 15 años en Estados Unidos.

Las razones para este desplome no están claras, pero los autores apuntan principalmente al mayor nivel educativo de los ciudadanos de la muestra. Este cambio de tendencia, puede explicar en un sentido estadístico, que alrededor del 40% presentan una reducción en la prevalencia de demencia entre los hombres y el 20 % entre las mujeres. Este fenómeno se repite por todas partes en los países desarrollados como Francia, el Reino Unido, Islandia, Suecia y Países Bajos, en los que se redujo un 13% por década entre 1988 y 2015, un ritmo similar al observado en Estados Unidos.

En la publicación de Miguel Angel Renteria et al (Neurology, noviembre 2019)  “Analfabetismo, riesgo de demencia y trayectorias cognitivas entre adultos mayores con bajo nivel educativo”, han sugerido también que el analfabetismo (bajo nivel de instrucción), como causa del Alzheimer, se asoció de forma independiente a casi 3 veces mas probabilidades de tener demencia al inicio del estudio en comparación con las personas alfabetizadas.

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